EN EL SILENCIO QUE ABRAZAN LOS CANDADOS
Autor: Carlos Flaminio Rivera

Por el agujero que fisgonea en la ventana se ve su ojo mirando la calle. Tantos años de vigilia han redondeado los bordes del boquete que su dedo horadó en la tabla y ahora alcanza a ver la esquina por donde se le llevaron al muchacho y voltearon con él. Entonces ella no estaba tullida ni se veía tan anciana la casa. A veces saca su dedo por el hueco y les apunta

PUBLICADO: DANAYA LITARDO

ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO